TRES LEYES DE IAFI
QUE APLICAMOS HACE 15 AÑOS Y NOS PARECEN FUNDAMENTALES PARA UNA BUENA EDUCACIÓN
El Aprendizaje en la Piel
Hace referencia a que podemos haber leído mucho, podemos haber sido el mejor estudiante de nuestro curso, pero confundimos el conocimiento con la sabiduría.
Hasta que no incorporamos lo aprendido a nuestro día a día, tenemos una ceguera que no nos permite ver lo que aún nos falta aprender.
Creemos que esto aplica a todos los campos del conocimiento.
El caos lo definimos como aquello que no tenemos bajo control y que puede provocar que fallemos. Los niños se suben a una bicicleta y aprenden cuando se caen. Se reincorporan y siguen. Para los niños el caos no existe.
«Los adultos le tenemos miedo al caos»
La mejor analogía es pensar que si tomas un curso para conducir un automóvil, sin haber practicado, serás un gran conductor.
Sabemos que aprendemos a través del error. Cada vez que cometemos un error, aprendemos. Decimos para nosotros mismos «Esto no me volverá a pasar». Esto sucede en lo profesional y por sobre todo en lo personal. «La próxima vez estaré atento o atenta a las intenciones de esta persona»
Una forma de contribuir a que el aprendizaje se grabe en la piel es INVOLUCRAR EL CUERPO Y LAS EMOCIONES en el proceso. No alcanza solo con la cognición.
Experimentar y Elegir
Durante el proceso de aprendizaje, debemos ir poniendo en práctica lo que aprendemos. Cuando lo hacemos, obtenemos resultados. Estos resultados pueden ser satisfactorios o no.
El hecho de que no sean satisfactorios no implica que lo hicimos mal. Siempre tenemos la libertad de elegir qué queremos hacer con lo aprendido.
Pero para eso, debemos haber experimentado. Y luego podemos elegir. Este pilar es crítico porque pone de manifiesto nuestra humildad de declarar: «No todo lo que enseñamos es verdad». Consideramos que no tenemos la verdad, y…
«Lo que le sirve a una persona puede no servirle a otra»
Si nos aferramos a que lo que enseñamos siempre debe funcionar, seríamos contradictorios con muchos de los principios de nuestras formaciones.
Por ejemplo, si hablamos del perfeccionismo, algunas personas pueden manifestar que les ha traído problemas en su vida y quieren cambiarlo. Sin embargo, otras personas pueden estar a favor del mismo aspecto perfeccionista, argumentando que gracias a eso han conseguido éxito u objetivos.
Cada persona debe elegir lo que es más conveniente para su vida hoy, no ayer ni mañana, pero hay que respetar el tiempo de los procesos. Entonces, invitamos a experimentar a través de la práctica, y luego a elegir.
Hacernos Responsables
Ya sea que se enseñe explícita o implícitamente, buscamos que las personas u organizaciones, asuman su responsabilidad en los conflictos que tienen, internos o externos.
No podemos seguir culpando al ambiente y al entorno de lo que nos pasa. Tenemos claro que ante el mismo hecho, una persona puede estar en paz y otra entrar en un conflicto emocional.
Esto nos muestra que siempre tenemos caminos para decidir qué hacer con nuestros problemas.
Pero, lo más importante, es que:
«Si no asumimos responsabilidades…¿Cómo podremos cambiar o mejorar?»
Sabemos que muchas veces ni siquiera podemos encontrar cuál pudo haber sido nuestra responsabilidad, pero al menos debemos dejar una puerta abierta para buscar. ¿Cuántas veces nos ha pasado que años después nos damos cuenta de nuestro error?
