Qué es Equilibrio – Persona Equilibrada

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QUÉ ES EL EQUILIBRIO

Qué es una persona equilibrada. Por qué el equilibrio es importante. O más precisamente, qué es equilibrio. En este artículo nos proponemos responder estas preguntas, o tal vez mejor, generar nuevas preguntas.

EL EQUILIBRISTA

Si un equilibrista caminando por una cuerda se descuida, pueden pasar dos cosas: se va hacia la izquierda o se va a hacia la derecha. Inmediatamente, tratará de compensar eso, modificando la posición de su cuerpo, para conseguir inercia hacia el lado opuesto.

Si esa inercia es muy grande, corre el riesgo de pasarse del lado izquierdo hacia el derecho, o del derecho hacia el izquierdo. De hecho, eso es lo que sucede generalmente, hasta que los movimientos son cada vez más pequeños y vuelve a su centro.

EL EQUILIBRIO Y LA SOCIEDAD

A la sociedad le gusta el equilibrio, porque una sociedad con personas equilibradas, en apariencia, es una sociedad con menos problemas.

Tenemos grabado a fuego en la piel el concepto filosófico del equilibrio, como algo que se debe alcanzar. En cuanto se inventó la palabra equilibrio, se inventó la palabra desequilibrio.

Cada vez que los seres humanos inventamos una palabra, solo nos quedan dos opciones: estar de un lado o estar del otro. Es decir, o actúas equilibradamente o actúas desequilibradamente. Y a esta última, le cae una condena social.

EQUILIBRIO Y DESEQUILIBRIO

No vemos al equilibrio como algo que interacciona de forma positiva con el desequilibrio. Queremos ser equilibrados, y si pudiéramos, enterrar el desequilibrio de nuestras vidas. Pero, curiosamente, es el poder habitar ambas caras de la misma moneda, lo que nos da equilibrio.

Esto es una especie de meta equilibrio: equilibrio entre ser equilibrado y ser desequilibrado.

¿Por qué?

Esto puedo explicarlo desde dos ópticas.

EL EQUILIBRIO Y LA ZONA DE CONFORT

Una de ellas es la llamada zona de confort. Se sabe que cuando sales de tu zona de confort, entras en la zona de aprendizaje, que también se la conoce como la zona de pánico, porque nos da miedo. La zona de confort son todas las cosas que ya conoces, malas y buenas, tu rutina, los amigos de siempre, las emociones que sueles frecuentar.

La zona de aprendizaje es cuando conoces a alguien nuevo porque te animas, cuando aceptas esa tristeza negada y te permites vivirla, cuando en vez de tomar el autobús de siempre decides ir caminando o en bicicleta, cuando llamas a esa persona que tanto quieres para expresarlo. Cada vez que haces algo así, sales de tu zona de confort, y sales de tu equilibrio.

Al igual que el equilibrista, un viento te empuja hacia un costado, pero vuelves a tu centro. Actuar en forma desequilibrada, cada tanto, nos lleva a ser más equilibrados.

No puede verse al equilibrio como algo estático. El equilibrista caminara la cuerda de punta a punta, con aparente inmovilidad. Pero si te fijas, él se está moviendo.

EL EQUILIBRIO DE LOS SISTEMAS

Esta es la teoría de los sistemas estables. Y es la otra óptica para aceptar el desequilibrio como parte de la vida misma. Cuando tenemos sed, nuestro cuerpo nos da un mensaje, y vamos y bebemos agua. De esta manera, el sistema vuelve a su equilibrio. Esto se conoce técnicamente como Homeóstasis Organísmica. Si hace calor, sudamos, Si nos agitamos, hiperventilamos.

El cuerpo humano es una maravilla de ejemplo, que nos deja ver que nunca permanece estático. Tiene un sistema que nos permite volver al equilibrio, pero permanentemente se sale de ese punto de equilibrio.

EQUILIBRIO Y HOMEÓSTASIS

De la misma manera, el equilibrio mental se obtiene a través de la homeóstasis psíquica. Es decir, si tengo bronca, mi psiquis pide expresar el enojo para volver a mi equilibrio. Cada vez que enviamos ese enojo hacia adentro, en vez de expresarlo, interrumpimos el ciclo del equilibrio.

Es curioso, porque es al revés de cómo lo cataloga la sociedad. Una persona enojada, puede ser tildada de desequilibrada y, sin embargo, lo que está haciendo es responder al síntoma para volver a su punto de equilibrio.

Ahora bien, no estoy postulando que hay que andar enojado. Porque ese sería un sistema peligroso. Es como si nuestro equilibrista, al sentir que el viento lo empuja hacia la derecha, empujara más aún hacia el mismo lado, cayendo de la cuerda en cuestión de segundos.

Aquella persona que se enoja permanentemente, después de todo, siempre está enojada. Es equilibradamente enojada. Pero si no realiza una acción que contrarreste el efecto de su enojo, explotará.

CONCLUSIONES FINALES

En conclusión, es importante observar lo que produce el lenguaje, y las ideas que construimos en nuestra cabeza en función de cada palabra. Es importante, permitirnos el desequilibrio, habitarlo con tranquilidad, para poder volver a nuestro centro. Es importante, observar que es la vida misma, una mezcla de equilibrios y desequilibrios, y que eso, en definitiva, es lo que la hace digna de ser vivida.

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