FIlosofía del Coaching Ontológico

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FILOSOFÍA DEL COACHING ONTOLÓGICO

Para comprender este estilo de coaching debemos remontarnos unos cuantos siglos atrás y comprender la filosofía del coaching ontológico. Antes que nada quiero aclarar que soy amante de la filosofía y del coaching, pero no soy profesor de filosofía.

La filosofía tiene una parte muy subjetiva que queda libre a la interpretación de cada uno. Y no es lo mismo comprenderla que explicarla. Con toda humildad, basándome en la bibliografía que coloco al final de este artículo sobre cómo influyó la filosofía griega sobre el desarrollo del coaching ontológico, les dejo esta introducción, que espero que sirva de guía a quienes les interese comprender que la filosofía es parte de nuestra historia, y cómo se desprende el coaching ontológico en oposición a la antigua filosofía de los griegos, específicamente al programa metafísico.

PROGRAMA METAFÍSICO Y EL COACHING ONTOLÓGICO

Entender la filosofía del Coaching Ontológico es comprender el programa metafísico, justamente el punto de partida inicial, que nos será de utilidad ya que surge de ahí que las cosas empezaron a ser “así” y punto. Un pensamiento que continuó de por vida, y que aún hoy seguimos aplicando.

Decimos “Juan es impuntual” porque nosotros creemos eso. Y no aceptamos que alguien diga: “No, Juan es puntual”. Decimos: “esto es injusto” y no aceptamos que otra persona diga “No, al contrario, es justo”.

En conclusión, confundimos opiniones con verdades. Y esta forma de pensar nace, desde lo que se conoce como PROGRAMA METAFÍSICO.

ANTES DE PLATÓN

En el siglo VI AC nace la filosofía por el asombro. Y que en el siglo V AC surgen dos filósofos muy importantes pero opuestos en su manera de hacer filosofía: quieren explicar el mundo y la existencia humana de formas muy diferentes, HERACLITO (en Asia) y PARMÉNIDES (en Grecia).

Para HERÁCLITO la realidad está en un constante devenir. No podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque el río ya cambió. El mundo es fuego. Siempre hay cambio. Existen opuestos (la vida y la muerte, el día y la noche) y los opuestos se unen (Ley de Logos)

Para PARMÉNIDES la realidad es solo lo pensado. Si piensas en algo es porque existe. Es o no es, no existe tercera opción. Es justo o no es justo, no hay opción intermedia. Para él, el ente es único, inmutable, inmóvil y atemporal. Lo sensible, es decir, lo que vemos, olemos, tocamos, sentimos, escuchamos y degustamos, nos engaña.

A partir de ellos dos, nacen dos formas de saber que ampliaremos más adelante:

SABER VULGAR

Saber Vulgar: Se basa en el uso de los sentidos y de las experiencias. Es espontaneo y teñido de factores emocionales, prejuicios, miedos, esperanzas. Es subjetivo

SABER CRÍTICO

Saber Crítico: A través del esfuerzo y la disciplina. Requiere un método que lo demuestre. Solo se admite si está fundamentado por la razón.

Por ejemplo Zenón, discípulo de Parménides, demostraba que el espacio es una ilusión óptica y que en realidad no existe. Y así también demuestra que el movimiento no existe, que el tiempo no existe, etc.

LOS SOFISTAS

Siguiendo la cronología, aparecen los sofistas. Sucede cuando comienza la democracia en Grecia, y los ciudadanos tenían que gobernar y era muy importante tener oratoria y retórica. Los sofistas cobraban por discernir y enseñar.

SÓCRATES

Mientras que los sofistas hablaban suponiendo tener conocimientos, aparece Sócrates, que afirma “solo sé que no se nada”. Y utiliza dos métodos: La frustración y la mayéutica. La misión de Sócrates era mostrar a la gente su ignorancia a través de la frustración.

Sócrates tenía cierta admiración por Heráclito, pero finalmente termina orientándose a la filosofía de Parménides. Friedrich Nietzsche, filósofo más actual nacido el 15 de octubre de 1844 nos dice en uno de sus libros: ¿Por qué elegiste a Parménides? ¿A que le tenías miedo Sócrates?. Si quieres leer más sobre Sócrates, puedes leer nuestro artículo: Sócrates el Primer Coach

PLATÓN Y EL SURGIMIENTO DE LA METAFÍSICA

Nació en Atenas en 429 AC y murió en la misma ciudad en 348 AC.  Se dedicó primero a la poesía, pero luego se interesó por la filosofía, siguiendo las enseñanzas de Crátilo, secuaz de Heráclito.

Pero a los 20 años entró en contacto con Sócrates, quien determinaría su camino. En el 385 AC fundó la Academia, así llamada por encontrarse en un parque y gimnasio consagrado al héroe Academo. Este centro de investigación donde se cultivaron no solo la filosofía, sino todas las ciencias, ejerció una influencia incomparable. Fue cerrada en 529 D.C., de manera que duró 900 años.

Sus obras son 25 diálogos, la Apología (o Defensa) de Sócrates, y 13 cartas. Entre los diálogos deben citarse Laques, Ión, Protágoras, Eutifrón, Critón, Gorgias, Menón, Cratilo, Banquete, Fedón, República (su obra maestra), Parménides, Teetetos, Fedro, Sofista, Timeo y Leyes.

Platón no es una antigüedad. Es incomparablemente más actual que cualquier autor contemporáneo, si denominamos a “actual” a quien tiene algo que decir y enseñar en nuestro tiempo. Platón está vivo en cada una de las manifestaciones de nuestra cultura, más todavía, en lo que cada uno es, y si no lo notamos, es porque damos por cosa nuestra lo que en realidad es fruto de nuestra historia. Si no hubiera existido Platón, seríamos muy diferentes.

Platón continuará el legado de Sócrates, aludiendo que el verdadero saber no puede referirse a lo que cambia, lo universal frente a lo singular. Objeta que Sócrates no se ocupó por aclarar la naturaleza del concepto, su estatus ontológico, y, por otra parte, que sólo se limitó al campo de los conceptos morales (piedad, justicia, virtud), de modo que no llegó a encarar el problema en toda su universalidad.

Platón se propondrá precisar, por un lado, la índole de ser de los conceptos (que llamará “ideas”), e investigar todos los dominios, no sólo los éticos, sino también los matemáticos y los metafísicos (los entes)

Sostiene que hay un saber que se alcanza por medio de los sentidos, el llamado conocimiento sensible, y que debería llamarse opinión (DOXA), porque es vacilante, confuso y contradictorio, se encuentra en continuo DEVENIR, según enseño HERÁCLITO. Sin duda Heráclito fue una de las mayores influencias en la Filosofía del Coaching Ontológico.

El verdadero conocimiento, para Platón, deberá ser no vacilante ni contradictorio, como lo suministra la percepción, sino constante, riguroso y permanente. Cuando se afirma que 2 + 2 es igual a 4, esto es verdad ahora y siempre.

La ciencia habrá de referirse a lo que verdaderamente es y busca lo inmutable y absoluto, lo real, única manera, a su juicio, de hacer posible la ciencia.

FILOSOFÍA DEL COACHING ONTOLÓGICO

MUNDO SENSIBLE Y MUNDO DE LAS IDEAS

Según Platón el mundo inteligible es el de las ideas, del cual el mundo sensible no es más que una copia o imitación. Un leño no puede ser igual a otro, porque si lo cortamos por la mitad dejará de ser igual. Y si lo miramos con una lupa, nos daremos cuenta de que no son iguales.

Un triángulo dibujado en un pizarrón es una imitación de la idea de triángulo, pero no son lo mismo. Por lo tanto, no es lo mismo el triángulo en sí (la idea triángulo) que las cosas o figuras sensibles triangulares.

Por ende, cosas sensibles e ideas representan dos órdenes totalmente diferentes. La belleza es siempre la belleza, en cambio las cosas o personas bellas, por más hermosas que sean, llega un momento en que dejar de serlo. Las cosas iguales se las conoce por medio de los sentidos, en tanto que la igualdad no se la ve, ni se toca ni se oye, sino que se la conoce por medio de la razón, mediante la inteligencia.

Llevado al siglo XXI, preguntemos: ¿qué es amor? Si hay 20 personas tendremos 20 definiciones. Porque pensamos en el amor desde el mundo de las ideas. Queremos definirlo utilizando palabras. Pero no nos preguntamos ¿Es que acaso el amor que siento yo, es el mismo que el que siente el otro género? ¿El amor que tengo por mis hijos, es igual al amor que ellos tienen por mí? ¿El amor por mí mismo, es igual al amor que tiene mi vecino por sí mismo? Todos estos ejemplos pertenecen al mundo de lo sensible, que suena un poco más práctico que querer definirlo.

Concluimos entonces: ¿se puede definir el amor desde el mundo de las ideas?

EL CONOCIMIENTO A PRIORI

Conocimiento a priori significa conocimiento -no anterior temporalmente – sino independiente de la experiencia. No que se lo haya obtenido sin experiencia ninguna, sino un conocimiento tal que, cuando se lo piensa con claridad, nos damos cuenta de que la experiencia no puede cambiarlo, ni tampoco fundamentarlo, porque lo que se afirma, vale independientemente de lo que la experiencia diga.

Nuevamente, 2 + 2 es 4 es un ejemplo. Esto lo hemos aprendido con ayuda de la experiencia (por ejemplo, con un ábaco o de los dedos de la mano), pero esa experiencia no ha sido más que una ayuda para pensar algo que no es nada empírico, y jamás puede representarse empíricamente de modo adecuado, puesto que ni el dos ni el cuatro son cosas sensibles.

La afirmación entonces, por ser a priori, exige que la experiencia se amolde a ella. Si decimos que dos marcianos más dos marcianos, son cuatro marcianos, esto debe ser así, aún sin haber visto nunca un marciano. Para comprender la filosofía del coaching ontológico es necesario hacer la distinción entre dos tipos de mundos que se planteaban en aquella época, y que explicamos a continuación.

LOS DOS MUNDOS: DÓXA Y EPISTEME

El mundo sensible entonces responde a la opinión, la doxa, y la episteme corresponde al conocimiento propiamente dicho, o ciencia. Todo remite a PARMÉNIDES, quien también separaba el mundo sensible del mundo de la razón.

Sin embargo, para Parménides, se trataba, en el fondo, de la diferencia entre el ente y el no-ente, de manera que el mundo sensible equivalía a la nada, de la cual no puede haber conocimiento ninguno, sino solo ignorancia.

Platón lo plantea en términos menos extremos. En efecto el mundo sensible no es para él pura nada, sino que tiene un ser intermedio, imperfecto, pero, de todos modos, algo de SER. No es el ser perfecto inmutable sino una mezcla de ser y no-ser, y por ello está sometido al devenir, y lo que tiene de ser, es que copia o imita a las ideas.

Para explicarlo con otro ejemplo, Platón nos dice: el triángulo es una figura matemática cuyos ángulos suman 180 grados. (la idea), pero el triángulo dibujado ya no es una idea, sino que pertenece al mundo sensible. Y un objeto con forma de triángulo es aún algo más bajo. Lo sensible es una copia vulgar de lo inteligible.

La metafísica es la forma en que los griegos explicaron a la ontología. Es decir, la verdad está allá afuera y nada tiene que ver con lo que captamos con los sentidos, sino con lo que pensamos.

Entonces, la parte de la filosofía que se ocupa de estudiar a los entes se llama METAFÍSICA. ¿En qué consiste el ser de los entes? Los entes son, pero que quiere decir ser.

Se llama ENTE a todo lo que ÉS. Una silla, una montaña, Don Quijote, la raíz cuadrada de X. Así como pudiente es el que puede, viviente es el que vive, ente es “lo que es”. Y así como el pudiente participa del poder, el amante del amor, el ente participa del ser.

El concepto de ENTE es muy importante porque de ahí surge ONTO, palabra esencial en la filosofía del Coaching Ontológico.

Todo ente es idéntico a sí mismo. Cabe la distinción entre idéntico e igual. 2 + 2 es igual a 4. Pero 2 + 2 no es idéntico a 4. Identidad significa mismidad. Todo lo que no es idéntico, se denomina diferente. Y la diferencia admite la igualdad, así como mayor y menor. En conclusión, si entre dos entes no se encuentra ninguna diferencia, no se trata de dos entes, sino de uno solo. Este es el principio de la identidad de los indiscernibles (Leibniz 1ó4ó – 171ó)

TIPOS DE ENTES QUE ESTUDIA LA FILOSOFÍA

  • Entes Sensibles: Son los que se captan por medio de los sentidos: vista, tacto, etc. Se subdividen en psíquicos y físicos.

  1. Los entes físicos son espaciales, están en el espacio, ocupan un lugar. Por ejemplo, una mesa.
  1. Los entes psíquicos son inespaciales. Por ejemplo, un acto de voluntad o un sentimiento de avaricia.

Todos los entes sensibles son temporales, tienen cierta duración, un origen y un fin. Esto sucede con las sillas, las montañas, la pasión, etc. Están ligados entre sí por una relación de causalidad. Todo ente físico es causa de otro posterior, y a la vez, es efecto de uno anterior. Sucede lo mismo con los psíquicos. La causalidad es temporal, porque la causa es siempre anterior al efecto y el efecto posterior a la causa. Por ejemplo, 4 patas y una tabla son diversos entes que, al unirse, forma otro ente: una mesa. Y dejan de ser 4 patas y una tabla.

  • Entes Ideales: Entes matemáticos, números, figuras geométricas, la relación mayor y menor. Son atemporales. 

Si fueran temporales hubieran tenido un comienzo en el tiempo, tendría que pensarse que hubo una época donde no existió el número 5. El descubrimiento de un teorema no implica que el ente no existiera antes, sino que fue descubierto en tal siglo, por el ejemplo el de Pitágoras. El descubrimiento de un ente psíquico está inscripto en el tiempo. Pero el teorema, es decir, la relación entre los lados de un triángulo existió siempre.

Otra característica de los entes ideales es la relación de principio a consecuencia, o relación de implicación, lo que alude a la relación que enlaza unos entes con otros. La relación no es temporal, sino que se van postulando algunos para llegar a comprender otros, pero todos existen al mismo tiempo. La evolución de la matemática o la física es un buen ejemplo. Hay una historia es sus descubrimientos, pero siempre existieron, solo que no habían sido descubiertos.

  • Entes Valores (la disciplina que se ocupa del estudio de los valores se llama Axiología): la belleza, la fealdad, la injusticia, la justicia, la utilidad, etc.

Frente a ellos no podemos permanecer indiferentes, siempre se despierta en nosotros una respuesta, de adhesión o de rechazo. Los valores presentan polaridades (justicia e injusticia) y jerarquía: Hay valores que valen más que otros. La pregunta es… ¿cuáles valen más que otros?

Algunos sostienen que la jerarquía de valores es relativa o subjetiva, es decir, que varía según las épocas (relativismo histórico), según los individuos (relativismo subjetivista), o de los grupos sociales (relativismo sociologista).

Si los valores son relativos, si cada cual valora las cosas a su manera, en el fondo estaría autorizado a hacer lo que le parezca. El relativismo promete una vida más fácil, y sin embargo cuando pensamos con cuidado, si cada uno puede hacer lo que le guste, bien puede repercutir desagradablemente sobre otros.

Por ejemplo, en Alemania, los nazis tenían sus propios valores políticos y eran fieles a ellos. Pero esto que repercutió en el asesinato de millones de personas inocentes. Cuando se piensa así, nos damos cuenta de que, al relativismo, hay que restringirlo.

Max Scheler, un teórico de la axiología, sostuvo que hay cegué axiológica. Una incapacidad para captar ciertos valores, como por ejemplo no valorar el arte

FILOSOFÍA DEL COACHING ONTOLÓGICO: TIPOS DE SABERES

EL SABER VULGAR

La palabra saber equivale a toda forma de conocimiento, y se opone a la ignorancia. Pero hay dos tipos de saber: el ingenuo o vulgar y el crítico. Si bien se relacionan el uno con el otro hay diferencias. El saber vulgar es espontáneo: se va acumulando sin que nos lo propongamos conscientemente, se adquiere a través de la experiencia diaria. Por ejemplo, el saber de cómo llegar desde un lado hasta otro, el saber sobre el interruptor de luz, el saber sobre la política de un gobierno, etc.

Proviene de nuestro contacto con lo cotidiano, y nos lo transmite el medio natural y el medio social. La primera característica es entonces, que es espontáneo. En segundo lugar, se trata de un saber socialmente determinado, se lo comparte en tanto se forma parte de una comunidad dada. Nuestro saber vulgar es diferente del saber de una comunidad del Congo o del que tuvieron los hombres de la edad media.

En el saber vulgar todo está teñido por factores emocionales, que por lo general impiden representarse las cosas tales como son, sino que lo hacen de manera deformada. Se trata de un saber con prejuicios, temores, esperanzas, simpatías, ya sea del grupo social o del individuo. Entonces podemos decir que el saber vulgar es SUBJETIVO.

EL SABER CRÍTICO

Crítica en griego significa “distinguir”.  Equivale a “análisis de algo”. Mientras que el saber vulgar es espontaneo, en el saber crítico domina el esfuerzo para colocarse en actitud crítica. Exige disciplina y un cambio fundamental de nuestra actitud anterior ante el mundo.

Es característica esencial del saber crítico estar presidido por un método, por un procedimiento convenientemente elaborado para llegar al conocimiento, como, por ejemplo, los procedimientos de observación y experimentación de un químico. El saber crítico solo puede admitir algo cuando está fundamentado, es decir, cuando se encuentran las razones de cada afirmación (principio de razón)

En el saber crítico predomina siempre la organización y su articulación resulta de relaciones estrictamente lógicas, no provenientes del azar. Es sistemático. Esta organización lógica, hace que el saber crítico no pueda soportar las contradicciones, y si aparecen son indicio de un error y obligan de inmediato a la revisión.

El saber crítico suele contradecir el saber vulgar. Según el sentido común el sol sale por el este y se oculta por el oeste. Pero el sol ni sale ni se oculta, sino que eso es una ilusión resultante del movimiento de la tierra.

LA CIENCIA: SABER CON SUPUESTOS

Si bien la actitud científica es actitud crítica, su crítica tiene un alcance limitado. Porque la ciencia solo se ocupa de algo particular, tan solo de un determinado sector de entes, bien delimitada. La otra limitación es que, dado que se ocupa solo de unos determinados entes y no de todos, no puede preguntarlo todo, no puede cuestionarlo todo, y, por lo tanto, siempre tendrá que partir, y apoyarse, en supuestos: es un saber con supuestos que admite.

El hombre de ciencia siempre parte de supuestos – creencias, afirmaciones o principios – que no discute ni investiga, que admite sin ponerlos en duda, y no puede dejar de aceptar porque su investigación parte de ellos. Por ejemplo, un físico no se pregunta si efectivamente hay un mundo real independiente de los sujetos que lo conocen, ni deja de suponer que existe el tiempo y el movimiento.

Leibniz (1714) dice que lo natural puede dejar de serlo muy fácilmente. La tierra esférica que gira alrededor del sol no era natural para los hombres del medioevo. ¿No será entonces que, en lugar de no pensar en aquellas cosas porque son naturales, nos resultan naturales porque no pensamos en ellas? La naturalidad es el peor enemigo de la filosofía, porque la filosofía exige dar razón de todo (principio de razón suficiente). Se exige no aceptar nada porque sí, sino pedir en cada caso la razón, el fundamento.

SAN AGUSTÍN (354 D.C.) Y EL TIEMPO

Según San Agustín el tiempo se divide en pasado, presente y futuro. El presente tiene que pasar a ser pasado (sino sería eternidad). El pasado, puesto que pasó, ya no es. Y el futuro como no llegó, tampoco es. Solo quedaría el presente.

Ahora bien, el presente puede ser esta hora. Podría ser lo único que es. Pero de esta hora ya han pasado 20 minutos, y entonces son pasado, o sea, que ya no son. Y todavía hay algo que no llegó, 40 minutos del futuro que no es. Y también podríamos decir, que el presente es este minuto, del cual ya pasaron 20 segundo y aún no llegaron 40. Y siguiendo, podríamos llegar a afirmar que el presente es solo una línea divisora entre el pasado y el futuro. Un punto matemático que no tiene extensión. Es un límite entre dos cosas que no existen. Entonces no existen ni el pasado, ni el futuro ni el presente.

SANTO TOMÁS DE AQUINO (1225 – 1277 D.C.)

La filosofía del coaching ontológico también incuye la aparición de la Iglesia. Un actor importante cuando querememos comprender la filosofía del coaching ontológico.

Con la aparición de la Iglesia, se encuentra un dilema entre la metafísica y el cristianismo. Para el cristianismo, Dios es quien le da sentido a la existencia del hombre. Las sagradas escrituras contienen la verdad. Dios creó a todos los entes de la nada. Para el cristianismo, lo que salva al hombre es la FE

Para la metafísica, la vida es perfecta. La felicidad es la contemplación de la verdad. El hombre es una cosa más entre los hombres. Lo que salva al hombre es el CONOCIMIENTO RACIONAL.

La iglesia se enfrentaba con el paganismo (la mitología) y el Papa León XIII le encarga a Santo Tomás de Aquino, filósofo aristotélico al servicio de la religión, que se encargue de unificar al cristianismo y a la metafísica. En resumen, las opciones eran: 1) Eliminar a la razón 2) Eliminar la fe 3) Separarlos 4) Armonizarlas. Tomás de Aquino logró armonizar la metafísica con la fe, pero si existieran contradicciones, la fe estaría sobre la razón, adoptándose a Dios como el motor de todas las cosas.

Tomás de Aquino fue fraile, teólogo y filósofo católico y es considerado el principal representante de la enseñanza escolástica​ y una de las mayores figuras de la teología sistemática.

En materia de metafísica, su obra representa una de las fuentes más citadas del siglo XIII además de ser punto de referencia de las escuelas del pensamiento tomista y neotomista.

La Iglesia católica lo nombra Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la Humanidad y considera su obra fundamental para los estudios de filosofía y teología. Fue el principal defensor clásico de la teología natural.

Fue popular por su aceptación y comentarios sobre las obras de Aristóteles, señalando en qué eran compatibles con la fe católica. Asimismo, recibió influencias del platonismo de Agustín de Hipona, y aristotelismo de Averroes y de Maimónides, a quienes tomaba como autoridades.

Sus obras más conocidas son la Summa theologiae, compendio de la doctrina católica en la cual trata 495 cuestiones divididas en artículos, y la Summa contra gentiles, compendio de apología filosófica de la fe católica, que consta de 410 capítulos agrupados en cuatro libros, redactado a petición de Raimundo de Peñafort.

A Tomás se le debe un rescate y reinterpretación de la metafísica y una obra de teología monumental, así como una teoría del Derecho que sería muy consultada posteriormente. Canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la Iglesia en 15ó7 y santo patrón de las universidades y centros de estudio católicos en 1880. Su festividad se celebra el 28 de enero. El filósofo inglés Anthony Kenny considera que Tomás es «uno de los más grandes filósofos del mundo occidental».

El pensamiento de Tomás de Aquino parte de la superioridad de las verdades de la teología respecto a las racionales, por la sublimidad de su fuente y de su objeto de estudio: Dios. Aunque señala que la razón es muy limitada para conocer a Dios, ello no impide demostrar que la filosofía sea un modo de alcanzar conocimientos verdaderos:

En primer lugar, porque no contradice a la teología, así lo dice:

“Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero que no hay posibilidad de pensar en su falsedad. Y menos aún es lícito creer falso lo que poseemos por la fe, ya que ha sido confirmado por Dios. Luego como solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como claramente prueban sus mismas definiciones, no hay posibilidad de que los principios racionales sean contrarios a la verdad de la fe”

Tomás de Aquino (2007, p. 53)

Tomás señala que de llegarse a una contradicción real y no aparente entre una conclusión de fe y otra racional, la errónea es la de razón puesto que Dios es infalible. Un ejemplo de contradicción aparente se encuentra en la cuestión de la Trinidad:

Tomás, por razón, señala que «Dios es simple», y, por fe, que es «trino», pero para ser trino (que no triple) hace falta ser uno, es decir simple, por lo que fe y razón no se contradicen, sino que la gracia de la fe supone (acepta) y eleva (perfecciona) la naturaleza, racional en este caso.

FILOSOFÍA DEL COACHIG ONTOLOGICO: CRÍTICA AL PROGRAMA METAFÍSICO

Por lo que venimos explicando hasta aquí, pareciera que la metafísica hubiera sido la salvación de la ignorancia. Básicamente dejar que los seres humanos vayan opinando por ahí, para basarse en definiciones intelectuales. La filosofía del Coaching Ontológico es bastante opuesta, manifestándose a través de quien más escribió sobre la Ontología del Lenguaje, el Dr. Echeverría.

Dice Rafael Echeverría:

“Por 25 siglos nuestras interpretaciones sobre el sentido de lo humano se han desarrollado dentro de los parámetros establecidos por el pensamiento metafísico que naciera en la Grecia antigua. Los diferentes cambios en nuestras interpretaciones, y las consiguientes modificaciones de nuestro sentido común, que se han registrado durante este largo período, han acontecido al interior de estos presupuestos.

La invención del alfabeto dio origen a cambios fundamentales en la sociedad. Nuestras nociones de educación, de sabiduría y de convivencia social fueron todas profundamente transformadas. Surgieron nuevas prácticas sociales. Los poetas se vieron pronto obligados a ceder a los filósofos la educación de la juventud.

Se inventó la democracia. No obstante, los cambios quizás más importantes tuvieron lugar en un área menos visible: en la transformación de nuestras categorías «mentales», en la manera en que los seres humanos piensan sobre ellos mismos y sobre el mundo.

Antes de la invención del alfabeto, los seres humanos vivían en lo que llamamos un «lenguaje del devenir». Lenguaje y acción estaban entonces estrechamente unidos. Se reconocía de manera natural que el hablar tenía el poder de hacer que ciertas cosas sucedieran; cosas que posiblemente no habrían acontecido, de no haber dicho alguien lo que dijo.

Los poetas, los responsables entonces de la educación, cumplían con su función de enseñar relatando historias épicas o fábulas, narraciones sobre acciones realizadas por humanos, héroes y dioses.

De esta forma, se sabía lo que era la piedad, el amor o la perfidia a través de las acciones realizadas por los personajes de esas historias. Por ejemplo, se accedía a la sabiduría obrando a la manera de aquéllos a quienes la comunidad, a través de estos relatos, como en el caso de Ulises, consideraba sabios. Se aprendía la valentía obrando según aquellos que la comunidad, en sus historias, consideraba valientes, como Aquiles.

El alfabeto separó al orador, el lenguaje y la acción. Este fue un cambio de gran envergadura. Una vez que un texto estaba escrito, parecía hablar por sí mismo y, para escucharlo, el orador dejaba de ser necesario.

A la vez, se produjo un desplazamiento de un lenguaje de acción a un lenguaje de ideas. La reflexión comenzó a suplantar el papel que previamente había tenido el relato de acontecimientos. Con el advenimiento del alfabeto, cambió nuestra manera de pensar sobre las cosas. Entonces pasamos a preguntarnos «¿qué es la sabiduría?», «¿qué es la valentía?» con independencia de las acciones emprendidas por un Ulises o por un Aquiles.

Pasamos a hablar de ellas como ideas, no como rasgos propios de las acciones de los sabios y de los valientes. Se hizo posible ahora dejar atrás los relatos épicos. Ya no se necesitaba de la figura de Ulises para hablar de la sabiduría. El relato épico fue progresivamente sustituido por el tratado. La sabiduría dejó de ser la forma como la comunidad caracterizaba las acciones de un personaje particular como Ulises. Ahora se concebía al personaje de Ulises como una ilustración de la idea de sabiduría. Con el interés por la pregunta «¿qué es…?»

(Que se manifiesta en las preguntas «¿qué es la sabiduría?» o «¿qué es la valentía?») El énfasis se pone no en las acciones sino en el «ser» de las cosas. Con ello se abandona el «lenguaje del devenir» del pasado y se transita hacia una nueva forma de lenguaje: «el lenguaje del ser.»

Esta fue una transformación fundamental y un gran logro histórico. Sobre la base de este nuevo «lenguaje del ser», se desataron las fuerzas de la reflexión, las fuerzas del pensamiento racional.

Se inventó la filosofía y, más adelante, el pensamiento científico. El interés por el arte del pensamiento certero desarrolló la lógica. Los principios lógicos nos mostraron la senda del pensamiento válido, la forma de trasladarnos de una idea a otra para alcanzar lo verdadero y esquivar lo falso.

Nació así la racionalidad, marca de fábrica del pensamiento occidental. Muy pronto, el poder del pensamiento se hizo evidente. Nos permitió transformar el mundo y destruir a nuestros enemigos. Nos dio la ilusión de que estábamos dominando la naturaleza.

Fue como si, habiendo comido del árbol del conocimiento, nos sintiéramos como dioses. Cegados por nuestro éxito, hicimos de un tipo de acción —el pensar— la reina de todas las acciones y la separamos de todas las demás, consideradas «inferiores». La distinción entre la teoría y la práctica estaba consumada. El pensamiento era, dijimos, único, y no podía ser comparado con ninguna otra cosa. Las acciones cotidianas eran tratadas de manera subordinada, particularmente cuando no eran conducidas por el pensamiento. Llegamos incluso a olvidar que el pensamiento mismo es una acción.

Uno de los aspectos más importantes de esta revolución histórica fue el hecho de que también cambiamos nuestra comprensión de nosotros mismos, nuestra comprensión de los seres humanos. Un ser humano, postulamos, es un ente racional. La razón, sostuvimos, es lo que nos hace humanos, diferentes de las otras especies. Si queremos conocer a un ser humano, debemos empezar por conocer su mente: el lugar donde se asienta el pensamiento. Ese es el lugar donde reside el alma, lo que nos hace ser como somos.

Poseídos por este nuevo «lenguaje del ser», comenzamos a preguntarnos por el ser de todo, incluidos nosotros. Desde el momento en que nos alejamos de la perspectiva del «devenir» y separamos el lenguaje de la acción, cada vez que nos preguntábamos «¿qué es la sabiduría», o «¿qué es un ser humano?», buscábamos respuestas que nos dijeran lo que era inmutable, lo que era incambiable, cualquiera fuese el objeto de nuestras preguntas.

Supusimos que el ser era lo no contingente, lo que eludía el devenir histórico, lo que siempre permanecía igual.”

RESUMEN DE FILOSOFÍA DEL COACHING ONTOLÓGICO

Lo que pretendemos mostrar con el artículo Filosofía del Coaching Ontológico, es la importancia que tiene nuestra historia. Cuando hablamos de Cristo, sabemos que no fue un ser humano que hizo algunas cosas y listo. Cristo, así como el Buda, son personas que están presente en nuestro día a día. Platón también. Nuestra manera de pensar deriva de ahí.

La Filosofía del Coaching Ontológico, que se viene gestando desde hace más de un siglo, y que hoy está en auge, es la necesidad de un cambio. ¿De dónde surge ese cambio? Es una pregunta abierta, pero no hay duda que estamos ante un cambio de paradigma, y que el Coaching Ontológico, es solo una punta del iceberg.

Gracias por leer,

Axel Persello

Bibliografía y Fuentes: consultadas
Principios de filosofía de Adolfo Carpio – Editorial Paidós
El observador y su mundo de Rafael Echeverría – Editorial Gránica
Ontología del Lenguaje de Rafael Echeverría – Editorial Gránica
Wikipedia

 

 

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