PERSONAS REACTIVAS

Las personas reactivas tienen la característica de no poder controlar la expresión de su emoción, generalmente la ira el enojo. El problema no es la emoción, dado que todas las emociones, desde un punto de vista psicológico son positivas, el conflicto radica en ser reactivos, es decir, no poder controlar el impulso y expresarlas.

DIFERENCIA ENTRE EMOCIÓN, EXPRESIÓN Y REACCIÓN EN LAS PERSONAS

Como venimos señalando, las personas reactivas se caracterizan por no poder controlar el impulso. Para ello hagamos estas tres distinciones:

1. La emoción: El enojo o la ira suele ser la emoción que caracteriza a una persona reactiva. La emoción no tiene nada de malo ni bueno, simplemente aparece.
2. La Intensidad de la emoción: ya es otro tema: del 1 al 10 uno puede enojarse un poco, digamos como un 5, bastante, un 7 o mucho, que sería un 10. Aún así, hay persona que se enojan mucho, pero no reaccionan. Han aprendido a callar, aguantar, utilizar expresiones lingüística asertivas, diferentes mecanismos que no las muestren como personas reactivas.
3. La Reacción: Esta es la característica de la persona reactiva. No tiene forma de canalizar esa ira o enojo, y necesita verbalizar, careciendo muchas veces de las vías adecuadas para hacerlo y generando en los demás una reacción de sorpresa.

LA SOCIEDAD Y LA CULTURA

Hace miles de años, tal vez ser reactivo no hubiera representado inconveniente. Una cavernícola necesita reaccionar rápido para matar un animal o exterminar una amenaza a él o su tribu o familia.

La sociedad de hoy en día es muy diferente. La sociedad se adaptado más rápido que nuestro cerebro, en términos evolutivos. Y eso es lo que provoca que no solo tú que estás leyendo esta nota, sino también muchísimas personas tengan conflicto con sus emociones.

En rigor de verdad, el conflicto no son las emociones ni su expresión. El conflicto es ser partícipe de lo que se espera a nivel social de una persona, una cultura e incluso, en una organización de cualquier tipo.

CÓMO DEJAR DE SER UNA PERSONA REACTIVA

Creo que la teoría es buena, pero la narración de historia también ayuda a que tomemos consciencia de lo que queremos lograr. Por eso, con un poco de vergüenza, voy a narrarte dos historias personales de mis 20 años.

LA PAREJA DE ANCIANOS

Una vez, hace muchos años, iba conduciendo por una avenida de alto tránsito y velocidad en Buenos Aires, y delante mío iba un coche a unos 30 km/hora, ocupando los dos carriles disponibles.

Yo le hacia luces y nada, no se movía. En un momento, sentí que perdía la paciencia, y al pasarlo por el costado le rompí, intencionalmente, el espejo retrovisor izquierdo.

En la esquina siguiente, el semáforo me hizo detener. No estando satisfecho con lo que había hecho, descendí del coche y fui hacia el coche de atrás, que tenía el espejo colgando, y para sorpresa mía, era un matrimonio de ancianos de unos 80 años. Mi reacción y mi arrepentimiento fueron terribles.

El hombre (que apenas podía verme) me dijo que su hijo les había prestado el auto esa noche porque era su aniversario de casados. ¿Te puedes imaginar como me sentí?

EL EMPLEADO EN SU PEOR MOMENTO

Otra vez en el trabajo, yo estaba liderando un grupo de personas, y un empleado de mi grupo no estaba llegando a tiempo con su parte del trabajo.

Esto estaba sucediendo hacía varios días, y yo pensaba que esta persona no le interesaba el compromiso con el resto del grupo o tenía algo conmigo en particular, porque realmente se mostraba desinteresado.

Un día fui a presionarlo, y esta persona reaccionó a punto de amenazarme con golpearme. En su momento, pensé que estaba loco, pero después me enteré, que estaba separándose de su mujer. ¿Te imaginas como me sentí?

En ambos casos, de haber tenido un poco más de información, hubiera actuado de forma muy diferente.

Enjuiciamos demasiado rápido. Creemos que las personas hacen las cosas para molestarnos. En definitiva, no importa si acertamos o no con nuestros juicios. Lo que importa es si los juicios que nos llevan a ser personas reactivas, nos brindan la calidad de vida que nos merecemos.

Cuando estudié PNL comencé el proceso de cambio. Sin embargo, fue realmente cuando estudié coaching ontológico que comprendí la importancia de los juicios. Lo incorporé a mi SER.

CÓMO DEJÉ DE SER UNA PERSONA REACTIVA

Uno puede entender que los juicios no son efectivos, pero seguimos y seguimos emitiendo juicios. Fue, en mi caso, como domesticar mi amígdala, nuestro cerebro primitivo.

Siempre podemos elegir los juicios que emitimos. Siempre podemos detenernos a observarnos al enjuiciar. Y podemos adoptar juicios y creencias diferentes. Hace ya 20 años de esta historias que conté.

SI ERES UNA PERSONA REACTIVA PUEDES CAMBIARLO

Nunca más he tenido peleas en la calle ni problemas por ser reactivo. Estoy convencido que es una cuestión de voluntad a través del desarrollo de una capacidad.

Muchas personas, especialmente después de haber hecho terapia, piensan que su pasado los condena. Pero en mi humilde opinión, se trata de la voluntad de aprender algo nuevo. Parece simple y lo es, solo se requiere voluntad o la ayuda adecuada.

Así como aprendemos a andar en bicicleta, podemos aprender a dudar de nuestros juicios. Es una habilidad que debe ser incorporada, no solo racionalmente, si no llevada al cuerpo

SI ERES UNA DE ESAS PERSONAS REACTIVAS PREGÚNTATE:

La próximas vez que te encuentres ante situaciones como éstas, no olvides pensar en qué le puede pasar a la otra persona para que actúe así. Quizás haya algo que no sepas, ¿no?.

La idea no es justificar a los demás, la idea es no adoptar creencias erróneas. Pensando de esta forma podrás actuar distinto. Si eres una persona reactiva, y quieres cambiar, puedes hacer el siguiente ejercicio:

Dedica el día de mañana para adoptar juicios positivos respecto a los demás. Haz la prueba de inventar historias sobre los problemas que puede tener el otro. Es un ejercicio creativo y desafiante para los hábitos de las personas reactivas.

Te deseo mucho éxito en tu camino, porque si estás leyendo este artículo, es porque quieres cambiar o quieres saber por qué otra persona reacciona como lo hace.

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